LA CREACIÓN
El que hizo este mundo era poeta. En forma de centauro galopaba entre virtudes y melancolía.
Llevaba tantas lágrimas arrumadas como su inspiración se lo permitía y creó la vida. No había rumor de agua estrechando los acantilados. Entonces fue creado el murmullo de las gotas alcalinas: las nubes llorando y el nuevo mar cantando. En la faz se yerguen las montañas asombradas y en ellas convergen múltiples formas de vida.
El poeta, convulsionado y excitado, no podía ya mantenerse en pie, tanta belleza lo abrumaba. Así que regurgitó la oscuridad clamando un equilibrio divino: caos.
Vino entonces la muerte. Creó al hombre para corromper y marginar. Llegaron los depredadores para extinguir entre sus fauces la paz. Nació la podredumbre como resultado de la obsolescencia de la belleza y los parásitos, para apropiarse de la libertad.
El poeta amoroso y trágico se fue de este mundo custodiado por ángeles azules sin terminar su obra, y entonces nos dejó la poesía para poder sobrevivir a él. Ahora, en las montañas, crujen los truenos; en los rosales caerán cristales del cielo, pintando de transparente el suelo.
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