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DESARRAIGO

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                                                                               Me carcome el horror que mis ojos y mi mente, ya saturada, tienen que presenciar en este maltrecho y precario camino evolutivo humano. Los índices de estupidez generalizado, el imaginario colectivo basado en hechos consumistas y huecos, la precariedad de sentido común y falta de empatía. Por dios, tantos rasgos que, una vez más, me hacen sentir tan ajena a este planeta. De hecho, agradecida estoy con el universo porque en esencia, pasaron literalmente millones de sucesos para yo poder estar hoy aquí enojada y frustrada ante una maquina también compuesta de cosas del universo: níquel, zinc, plomo, hierro, cobre -computadora-. No soy nada, cada día estoy más segura de ello, todo se resume en mi extinción. Pero en...

LAS SOBRAS

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A veces siento que me odia. Se que me quiere, pero no sé hasta qué punto en concreto. Eso es, quisiera tener más certezas. Aunque no me gustan las turbulencias, me produce morbo emocional lo impredecible. Sigo con el corazón sentado, mirando en el piso las sobras, pero no las recoge porque confía que algún día, entre corazones devoraran el hambre y tal vez, en nombre del amor mi alma se revindique, y la de él, también.

DESNUDEZ

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  DESNUDEZ   Desnudos, así nacemos.   Unos satanizan la desnudez, otros la banalizan, otros la convierten en transaccional y algunos como yo, la vinculan a la naturaleza como resultado innato de la vida. El ser humano no es mas que materia en continua transformación, en continua muerte, Tal vez por eso intentamos adornarla con tanto recelo, con juicios y prejuicios.   Dormidos, así vivimos.   La enfermedad del mundo contamina la visión hacia la carne, pero ¿Cómo no? si aún no hemos superado que Eva, viviendo en el paraíso, haya mordido esa manzana. La desnudez y la verdad son lo mismo, y la gente le tiene mucho miedo a la verdad… Le agradezco a mi cuerpo perfecto e imperfecto la oportunidad que me da, con todos sus atributos, de poder disfrutar de los misterios de la existencia.   Despojados, así morimos.

ABUELA

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  Como tú no, Como tú no hay dos. Seres así, nacen cada tanto. Llenabas todos los espacios y los enaltecías. La vida pierde una forma fantástica, un alma surrealista, encantada por la vida misma, encantadora. Como candelabro eje mantuviste el fuego de la hoguera que construiste con mi abuelo. Ese fuego lo llevo en las venas y lo mantendrá siempre vivo el amor infinito que nos unía. Fuiste la segunda persona que conocí, cuando nací. Primero mi madre, luego mi otra madre. Nos dejas el 20 de marzo, el día en el que las aves le cantan a la primavera. Así mismo recordare tus cantos y tu risa, para que a mi vida nunca le hagan falta las flores.

Mujer que menstrua

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  Es que escribo esto con un dolor en mi vientre. A los doce años tuve mi primer encuentro cercano con la sangre, antes de eso, mi cuerpo solo lograba manifestar su presencia inteligible por caídas de una infanta curiosa y torpe. Pero ese día, revirtió cualquier significado anterior que le haya dado a la sangre, me tomó por sorpresa y una nueva versión de mi nació ese día. Tal vez, puedo decir que, en realidad, esa fue mi primera muerte. Me identifico en el rol de mujer y lo asumo con el poderío que le merece. Me enorgullece sangrar, no importa siquiera engendrar. Los no nacidos solo serán un eco ante la condición que me permite, entretanto, por lo menos saber que existe esa posibilidad natural, vital, única. El dolor es solo un puente de conexión que representa la vitalidad que desprende mi existencia. El llamativo color rojo se convierte en una bandera hincada en mi cuerpo, en donde se derraman sentimientos y emociones desbordadas, en donde los sentidos se robustecen y mi con...

VIDA

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Cuando el universo me pregunte de quien soy, le diré que suya. Infinita hacia dentro, infinita hacia fuera. Nací con la premisa de que el tiempo es un incentivo inexistente, por eso no voy con prisas, y si esta explosión que soy, puede perpetuarse en el amor, no hay más que decir. C lavare mis ojos en el escueto espectro y mirare la luz que trae mi amado en sus ojos como recompensa. En ese poder afable me ciño y me vuelvo corrupta. ¡Cuánto cuesta la emancipación del alma, universo mío!, yo sigo saldando guerras sin batallar conmigo. Soy un animal de sangre fría, que, entre muda y muda, se ha quedado muda. Prefiero callar y observar, prefiero que la vida me hable con su frenética elocuencia. En serio no hay más que decir.